La observación del niñ@: clave en educación y todo un arte

Uno de los aspectos que llevo ya mucho tiempo considerando es la observación que realizamos los docentes con respecto a los alumnos.

Para mí siempre ha sido una cuestión muy importante, especialmente con niños, ya que en estos casos ellos mismos no tienen la capacidad de expresar sus necesidades oralmente tal y como hacemos ya de adultos. Por este motivo, la gran mayoría de los procesos que se pueden estar llevando a cabo en el niñ@ mientras aprende solo puede llegar a intuirse a través de los signos externos que éste pueda mostrar.

Dado por supuesto esto, surgen muchas cuestiones. La primera es que el adulto, para poder intentar llegar a intuir lo que el niñ@ está necesitando, debe encontrarse permanentemente en estado de observación. Y cuando decimos observación no estamos hablando de una mirada para ver si está haciendo algo que le suponga un peligro para sí mismo o para los demas. Con observación estamos hablando de una mirada tranquila, lo más objetiva posible, siendo consciente de nuestro momento emocional y de que estas emociones nuestras no influyan en los procesos de aprendizaje de las criaturas. Todo un arte.

Además, debemos sumar que muchas veces las ratios existentes en los centros escolares dificultan una observación tan profunda, más difícil aún si se utiliza una metodología tradicional en la que es el docente quien determina el aprendizaje que se ofrece a los alumn@s.

Sin embargo, creo firmemente en la creatividad, disposición, vocación, afán de superación y un larguísimo etcétera de cualidades que tienen la mayoría de los profesionales y os animo a que probéis ahora en verano a observar detenidamente un proceso de aprendizaje de un niñ@. Utilizad un cuaderno para apuntar lo que vayáis descubriendo y sentáos simplemente a observarle, intentando pasar lo más desapercibidos posible para ellos. Váis a alucinar, es casi mágico, y muy efectivo para extraer conclusiones y tenerlas en cuenta en el proceso educativo.

Una vez hecho esto, la tarea está en pensar cómo puedo yo permitirme unos minutos diarios para observar a los alumn@s. Quizás puedo crearme un registro de observación, dedicando un día para cada niñ@ e ir comparando las anotaciones a lo largo del curso.

Seamos conscientes de que nos perdemos muchos detalles de los procesos por no observar gestos, reacciones, miradas, etc.








Comentarios

Entradas populares