
Después del pasado 11 de marzo, día en el que se cerraron todas las escuelas y colegios en la Comunidad de Madrid (después en toda España), aquí seguimos, haciendo malabares desde casa. Malabares hacen las familias para intentar teletrabajar con l@s niñ@s al lado, malabares hacen l@s niñ@s para hacer los deberes, tareas, ver los vídeos educativos a través de la televisión, estar presentes en las videoconferencias online con sus profes y compañer@s, en fin. De repente, todo ha dado un vuelco, una ola gigantesca que ha puesto todo patas arriba.
Como profesional acompañante en un proyecto de metodología activa, alternativa, vivencial, donde lo que define a la “educación” es el acompañamiento físico, cognitivo y emocional de las criaturas, esta ola se ha cargado todo. Yo tengo esa sensación. Veo cómo algunos proyectos intentan dar continuidad online como pueden, enviando recursos o propuestas, contando cuentos, haciendo teatrillos… tal y como lo harían en esos maravillosos espacios. Esos ambientes tan cuidadosamente preparados y tan vivos como que van cambiando y evolucionando en función de las necesidades de las criaturas. Esos ambientes que son tan importantes o más como la presencia de los profesionales acompañantes.
Y ahora, ni tenemos ambientes ni acompañantes. Muchos de los proyectos que conozco incluso nunca han abogado por el uso de las nuevas tecnologías, no se contempla. Y de repente, ahora la única vía de comunicación con nuestros peques es a través de las nuevas tecnologías. Da mucho para pensar.
Y qué hacer entonces en estos tiempos de confinamiento desde la escuela activa. Llevo muchos días haciéndome esa pregunta. Creo que lanzar recursos y propuestas es un gran error, para mí es caer en el error en el que están cayendo los colegios tradicionales, es llenar de contenidos al niñ@. No olvidemos que estamos en la sociedad de la información, no necesitamos memorizar, necesitamos otras habilidades.
Este tiempo me hace repensar en cuál es el objetivo común que debe tener toda escuela. Para mí, la escuela debe AYUDAR A LA CRIATURA A DESENVOLVERSE EN LA VIDA. Para eso, idealmente, casi debería adelantarse a lo que la vida será en unos años, cuando nuestros peques sean adultos y tengan que utilizar sus recursos para sobrevivir. Ahí es cuando podrán sacar sus herramientas.
Creo que una herramienta importantísima que deberían tener es la de poder aprender constantemente porque sea como vaya a ser nuestra sociedad en unos años, lo que podemos tener por seguro es que va a tratarse de una sociedad cambiante.
¿Qué es necesario entonces para poder adaptarse e incluso brillar en un contexto de cambio constante?
Bajo mi punto de vista, para la sociedad que tenemos, y que parece que vamos a tener en el futuro, necesitamos disponer al menos de habilidades como las siguientes:
-Tolerancia ante la frustración.
-Flexibilidad.
-Creatividad.
-Iniciativa.
-Autoestima.
-Manejo del estrés.
-Curiosidad y predisposición hacia el aprendizaje continuo.
-Conocimiento y uso de recursos tecnológicos.
-Habilidades sociales.
La cuestión ahora, para mí, es cómo trabajar todas estas herramientas (y otras muchas que seguro que faltan aquí) desde lo que para mí es una escuela activa, respetuosa, que atiende necesidades sin obligar ni acelerar procesos innecesaria y perjudicialmente.
Si ya nos estábamos moviendo en un terreno lleno de cambios en cuanto al paradigma educativo, esta crisis sanitaria está obligándonos a tirarnos de cabeza a la piscina. Aprovechemos las circunstancias.
Bienvenidos, definitivamente, a una nueva era para la educación.