Llevamos tantos días en casa que el exceso de tiempo libre
puede estar pasando factura hasta a los pobres animales con los que convivimos.
Muchxs niñxs tienen ahora más tiempo de ocio que antes, y
eso les posibilita mayores tiempos de juego libre. Sin embargo, el tiempo del
que disponen quizás no está siendo de tanta calidad como antes, según la
situación concreta en la que vivan.
En el caso de tener hermanxs, se producen grandes y ricas
experiencias entre ambxs al realizar el juego. La intervención del adultx prácticamente no es necesaria, e incluso en la mayoría de las veces puede ser
hasta indeseada, en función de lo acostumbradxs que se encuentren lxs pequeñxs
a jugar solxs. Además, dos o más mentes pensantes son mucho más enriquecedoras
que una sola mente.
El problema puede surgir cuando el niñx no tiene otrxs
iguales con los que jugar, cuando es hijx únicx en casa. En ese caso, si la criatura
no está acostumbrada a desarrollar juegos de manera autónoma, reclamará
constantemente la intervención de un adultx que le guíe el juego, que le
proponga actividades, que piense por él mismx.
Recordemos, sin embargo, que aunque en estos momentos el
adultx está presente físicamente en casa porque la situación lo requiere,
quizás no pueda estar tan disponible para el niñx por seguir trabajando de
manera virtual.
Por lo tanto, en las casas donde hay familias que comparten
vida con animales, los niñxs lo tienen bien fácil. Son los animales ahora las
víctimas de los juegos de los niños, especialmente en uno de los más
tradicionales juegos simbólicos: el de mamás y papás. En este juego, los niñxs
suelen recrear una situación familiar (normalmente en la línea de lo que ellos
viven habitualmente en casa) donde al menos hay una mamá o papá y un bebé. Pues
aunque tengan gran variedad de muñecxs que puedan utilizarse para tal fin, qué
mejor que usar un ser vivo que se mueve por sí mismo, respira, te mira…es real.
No nos asustemos si ahora el perro o gato que habitualmente
está tan tranquilo, dormitando todo el día, de repente no puede dejar de
lamerse el hocico, se le nota ansioso, busca lugares donde esconderse y
refugiarse, tiembla, no duerme tanto como antes, etc.
El estrés que nosotrxs como adultxs estamos teniendo al
vivir esta situación tan difícil, se refleja también en lxs más pequeñxs de la
familia e incluso en lxs que tienen cuatro patas. Toda una cadena de estrés que
hay que romper de alguna manera si no queremos tener que ir derechxs al
psicólogo cuando finalice el confinamiento.
A continuación, exponemos algunas de las recomendaciones
para poder paliar estos efectos y aprovechar la situación para dar paso a
grandes aprendizajes:
1.Tener un animal en casa es un acto de responsabilidad del
que debemos ser muy conscientes como adultxs. El animal está a nuestro cargo
pero debe seguir teniendo toda la libertad que podamos otorgarle. Es un ser
vivo, necesita comer, dormir, beber agua y correr/jugar como necesidades
básicas.
2.Para lxs niñxs tener un animal en casa ofrece un
intercambio de oportunidades de aprendizaje inmenso, en cuanto a las
responsabilidades que pueden asumir para su cuidado.
3.Involucrar al animal en el juego está bien, siempre y
cuando el animal lo tolere.
4.Nuestrxs hijxs cuidarán y tratarán a los animales tal y
como nosotrxs les tratemos. No olvidemos que somos ejemplos para ellos las 24
horas al día. No captan lo que les decimos que deben hacer, captan lo que nos
ven hacer.
5.Hablar con lxs niñxs de los límites que tiene el juego con
un animal. Intentar reflexionar con el niñx para hacerle poner en el lugar del
perro o gato en el juego, aunque el niñx no tenga aún esa capacidad de empatía,
ayudará a su desarrollo con el tiempo.
6.Algunos de los límites en el juego con animales son:
-El
animal no debe sufrir daño alguno.
-El
animal no debe estar en un lugar en el que no quiera estar.
-Evitar
que se sienta encerrado, que siempre pueda salir de donde se encuentre si lo
desea.
-No
introducirle en lugares o espacios de la casa que no estén preparados para el
animal o que pueda sufrir daño alguno en ellos.
7.Sugerir la creación de espacios nuevos para el juego (con
una caja de cartón, de zapatos, un cubo, mantas, pañuelos, etc. se pueden hacer
casitas, camitas, tiendas de campaña, etc.).
8.Animar al niñx a que realice observaciones del animal.
Cuando a un animal le gusta algo o le desagrada da señales, se mueve de donde
está, frota su cabeza contra tu mano, enseña los dientes, ladra, etc.
9.Recordar con lxs niñxs que el animal da señales de
desagrado ante algo que no quiere, pero que si sigue sufriéndolo e incluso en
algún momento se siente acorralado o en peligro va a morder, arañar, etc. Es un
riesgo del que deben ser conscientes.
10. Si el animal muerde o araña, ladra enseñando los
dientes, bufa, etc. no es más que un acto de defensa. Hacer entender al niñx
que ése es el lenguaje del animal, ya que no nos puede hablar con las palabras
que usamos nosotrxs. Sin embargo, utiliza otros lenguajes para hacerse
entender.
Esperamos que os sirva de ayuda y orientación a la hora de
tratar el juego con animales.
¡Hasta la próxima!
