Hoy queremos escribir sobre la importancia del ejemplo en el
mundo de la educación y crianza, especialmente en aquella que se autodenomina
“respetuosa”.
Al pensar en este tema ha sido inevitable que se viniera a
la cabeza casi de inmediato esa frase tan llena de sentido que aparece en “El
Principito”, de Saint-Exúpery que dice que “lo esencial es invisible a los
ojos”.
Y es que muchas veces nos podemos llegar a centrar tanto en
el niño o niña que nos olvidamos de nosotrxs mismxs, sin darnos cuenta de que somos
realmente la mayor fuente de aprendizaje de las criaturas que nos rodean,
especialmente cuando éstas cuentan con pocos años de edad.
Si deseamos practicar una educación respetuosa seguramente
sea porque nos hemos dado cuenta de que ésta puede no serlo, y de hecho, muchas
más veces de lo que nos creemos así es.
Para ofrecer respeto hay que ser respetuoso y respetuosa, no
queda otra. Ya sea padre o madre, abuelo o abuela, profe o ayudante de comedor,
si quiero que un niño o niña sea respetuosx, yo debo practicar el respeto en
todos los ámbitos de mi vida, con todos los seres y cosas que me rodean. De
este modo nos encontraremos en coherencia (lo que decimos, pensamos y hacemos
van en la misma línea).
Y aunque es fácil pronunciar la palabra “respeto”, debemos
saber exactamente qué es lo que hay detrás de este concepto tan importante y
frecuentemente tan ambiguo.
Para saberlo, nos podemos remitir primeramente al
Diccionario de la Real Academia de la Lengua Española, donde hace alusión a
“veneración, miramiento o consideración que se hace a alguien”. Sin embargo, no
estamos del todo de acuerdo con esta definición, ya que da la sensación de que
se trata de una consideración especial, y entendemos que no debe tratarse de
algo puntual, sino de una conducta habitual hacia no solo personas, sino
también a animales, plantas e incluso cosas materiales inertes.
Queremos además puntualizar que el respeto hacia las
personas (que es del que nos estamos ocupando especialmente), se observa no
solo en las palabras que usemos, sino en nuestros gestos corporales, en nuestra
mirada, en nuestra postura, en un sinfín de pequeños detalles que muchas veces
se nos escapan en el acto comunicativo.
Quisiéramos cerrar este artículo, que bien podría haber sido
el primero de este blog (por tratarse de una cuestión tan básica y esencial en
educación), con una idea representativa y orientativa en el camino hacia el
respeto:
“INTENTEMOS SER MÁS RESPETUOSOS PRACTICANDO EL NO
JUICIO”…todo un reto, ya que nos pasamos el día juzgando a los demás pero
también a nosotros mismos. En algún sitio hemos podido leer que así como
tratamos a los demás, es cómo nos tratamos a nosotros mismos.
Un gran abrazo virtual y respetuoso