Desde que hemos empezado de nuevo el curso escolar en el proyecto educativo en el que trabajo, dentro del mundo de la escuela activa y respetuosa, estamos intentando aprovechar el espacio exterior del que disponemos todo lo posible. Somos conscientes de que aun en estos meses podemos disfrutar de un clima bastante bueno que permite nuestra estancia en el exterior, mucho más positivo de cara a esta nueva normalidad y nos posibilita actividades y propuestas especiales que muchas de las veces son inviables en interiores.
Por ello, desde el inicio hemos comenzado a investigar y “darle al coco” para preparar un espacio exterior que genere estímulos suficientes para que puedan desarrollarse a todos los niveles posibles. Por ello, a continuación me gustaría contaros cómo está tomando forma este espacio, con el objetivo de que pueda serviros como orientación tanto a profes que dispongan de patio como a familias que tengáis la suerte de contar con un espacio exterior o queráis que vuestras salidas a la naturaleza sean lo más provechosas posible.
En nuestro patio contamos con algunos pequeños árboles a los que much@s pueden trepar con suficiente seguridad, lo que les otorga un gran estímulo y desarrollo de la motricidad gruesa, complementada con otros objetos como, por ejemplo, neumáticos de distintos tamaños que muchas veces se convierten en torres que permiten esconderse. Los árboles, además, también nos sirven como soporte para colgar de ellos varios columpios con distintas formas, para posibilitar la experiencia del equilibrio desde distintos puntos de vista. Contamos con una higuera, varios laureles y un olivo que nos permiten conocer mucho más sobre ellos y sus frutos (que incluso introducen en muchos casos en su propio juego).
Algo muy importante con lo que contamos es un gran arenero al que pueden acceder fácilmente con su altura, en él inventan mil y una historias que narran muchas veces en voz alta poniendo en juego su creatividad y expresión oral, apoyados por distintos tipos de recipientes, cubos, palas y ruedas que se mueven gracias a la caída de arena sobre ellas.
Muy cerquita de una zona de suelo con arena, sin césped, está la cocinita. Es realmente toda una simulación de encimera de cocina, con pila incluida, en la que pueden trabajar haciendo “comiditas” de arena en sartenes y cazuelas viejas de distintos tamaños en las que condimentan con lo que encuentran en el patio, como hojas, palos o pequeñas piedras. Ofrecemos agua a la que puedan acceder fácilmente, junto con sus botas de agua y trajes de lluvia por si sienten la necesidad de jugar con este líquido. Los días de lluvia son especialmente divertidos…
Contamos también con algunas bicicletas sin ruedines ni pedales que les posibilitan el desplazamiento por el patio y experimentar también muchos momentos de equilibrio, poco a poco y casi sin darse cuenta podrán más adelante, cuando ya estén preparados, pasar a los pedales y a andar en bicicleta largas distancias.
Creemos que es fundamental también disponer de una zona que permita el escondite, muchas veces buscan momentos para escapar de la vigilancia constante del adult@. Lo ideal es posibilitar una zona en la que se sientan más ocultos pero que nos permita su control y vigilancia sin invadir tanto su intimidad. En nuestro caso disponen de una pequeña casita de madera, de dimensiones pensadas para la altura de l@s peques, con ventanas abiertas y espacio suficiente entre las maderas de las paredes para ver y escuchar desde el exterior de la misma.
Muchas veces l@s peques tienen la necesidad de hacer ruido con distintos materiales. Es una actividad seguramente motivada desde su interior por una necesidad de salir de tanto control y tanto intento de represión por parte del adult@. Al fin y al cabo, son pura emoción, y l@s adult@s intentamos constantemente que se mantengan dentro de unos límites. Por ello, es necesario que expresen esa energía, a veces en forma de gritos y otras con golpes. Nuestra zona de golpes en el patio está formada por una tabla vertical en la que se encuentran ancladas distintas superficies y recipientes que posibilitan sonidos de distintas características: sartenes, cazuelas, maderas, etc. Ponemos a su disposición diversos utensilios de madera, metal, etc. con los que pueden golpear y experimentar las cualidades del sonido como si de un laboratorio se tratara.
En otros espacios en los que he tenido la suerte de trabajar he visto otras opciones que van en la misma línea. El equilibrio también se puede posibilitar gracias a unas bandas especiales de equilibrio que van atadas de un árbol a otro: una a la altura de los pies y otra a la de las manos. También hay redes hechas con cuerdas a través de las cuáles pueden trepar una y otra vez y de muchas maneras distintas. Las camas elásticas suelen ser un recurso muy extendido, que posibilita experimentar en uno mismo muchas leyes físicas.
Os animamos a que repenséis vuestro patio o espacio exterior y que en el caso de no tenerlo, hagáis vuestro cualquier rinconcito de la naturaleza que conozcáis o que vayáis encontrando en vuestros paseos.
