Vivimos actualmente en un mundo que proyecta miedo colectivo. Parece invisible hasta que comienzan las conversaciones sobre salud, casos, confinamientos, situaciones...y l@s niñ@s lo están percibiendo mucho también.
Lo difícil en la infancia es detectar ese miedo por parte del adult@, ya que en la mayoría de los casos les resulta complicado expresar con palabras qué es lo que están sintiendo, especialmente cuando se trata de peques de corta edad. Y l@s adult@s debemos intentar ver más allá de las palabras, intentar ponernos una lupa para detectar qué le puede estar ocurriendo en su interior a una criatura a través de la observación y de su juego, fundamentalmente.
La actividad lúdica y la producción artística son quizás los medios de expresión más importantes a través de los cuáles las criaturas sacan a la luz y sanan sus problemas interiores. Estar atent@s a esos momentos, observarlos con consciencia e interpretarlos con la máxima objetividad posible y en su contexto, puede ayudarnos mucho a descubrir más del interior de las criaturas.
Este artículo es fruto de la situación de acompañamiento que estoy viviendo con una criatura que parece estar condicionado por ese miedo en su día a día, influyéndole y seguramente limitando su experiencia de vida.
Elige llevar mascarilla a pesar de no necesitarla aún por su corta edad. Nadie más la lleva de sus iguales, salvo en alguna ocasión y de forma muy puntual, quizás más por mostrar el diseño, forma y color de la misma que por sentirse insegur@s ante la posibilidad de contagio. La mayoría de las veces la mascarilla se queda olvidada en la percha, con suerte, otras veces tirada por el suelo. Pero esta criatura nunca la olvida y se la quita lo justo y necesario (para comer básicamente), volviéndosela a poner inmediatamente.
Supongo que hay un punto de imitación al adulto que no podemos obviar, por desgracia, es un elemento más que ha pasado a formar parte de nuestra vida cotidiana. Como si fuese un bolso, unas gafas...
Me planteo ahora de qué manera puedo acompañar esta situación, para poder proporcionar poco a poco más seguridad y que pueda ir dejando atrás ese miedo subyacente que pueda estar sintiendo.
Una de mis primeras acciones ha sido proponerle que en los momentos que compartimos al aire libre, se la puede quitar. Le recuerdo que en ese momento el aire es saludable, aunque de momento tampoco accede.
Otra estrategia que usaré será subrayarle que estamos con las ventanas abiertas y con el purificador. Ambas cosas proporcionan también calidad al aire y sugeriré que se puede quitar la mascarilla si lo desea en algún ratito.
¿Se os ocurre alguna otra acción o propuesta? ¿Tenéis algún caso asi entre vuestr@s hij@s o alumn@s?
Estaré encantada de leer vuestros comentarios.
Gracias por seguir construyendo!!