Es fácil crear un material para que l@s niñ@s aprendan, experimenten momentos de concentración y relacionen el aprendizaje con diversión: aprendiendo mientras juegan.
Quizás pensemos que es más fácil comprar el juguete más llamativo de la tienda para satisfacer las necesidades de los más pequeños. Aunque pueda no parecerlo, les estamos haciendo un flaco favor a sus mentes. En esos juguetes todo está muy pensado y elaborado, hasta el más mínimo detalle, por lo que la mente del peque tiene todo el trabajo hecho. Muchas veces con ellos solo se puede jugar de una manera, no ocurre lo mismo con un simple bloque de madera que puede ser un edificio, un telefono, una silla para un muñeco, un obstáculo para un coche, un puente por el que cruzar un río...
Os invitamos a comprobarlo por vosotros mism@s. En un ratito que tengáis volved a ser niñ@ por un instante e intentad jugar con un juguete y con otro tipo de material no estructurado como bloques de madera o rollos de papel higiénico. No os hará falta ni 5 minutos para daros cuenta de la diferencia.
Por ello, con esta entrada os queremos invitar a crear vuestro propio material con muy pocos recursos tal y como hacemos frecuentemente en la escuelita. En este caso, el objetivo es acercar el mundo de las letras a algunas criaturas que muestran atracción por esta codificación que tenemos tan establecida.
La propuesta consiste en ofrecer una serie de imágenes para emparejar con sus correspondientes palabras. Además hemos incorporado lo que María Montessori llamó control de error: detrás de cada imagen está escrita su palabra correspondiente para que la criatura, una vez haya emparejado todas, pueda comprobar que es correcto. Así, no existe dependencia del adult@ que le siga si está bien o mal, es el propio niñ@ quien averigua el resultado. Este aspecto hace que el error forme parte del juego y del aprendizaje, en lugar de ser un elemento frustrante que muchas veces dificulta el proceso didáctico y baja la autoestima.
Es un material que puede hacerse para peques de 3 años incluso, sin conocer todas las letras, simplemente convirtiéndose en un juego de reconocimiento de formas y sirviendo como escusa para que la criatura vaya descubriendo poco a poco y lúdicamente la lectoescritura.
El propio proceso de creación del material es ideal para que el niñ@ se sienta partícipe, suba su autoestima, comparta tiempo y vínculo con sus personas de referencia y compruebe por sí mism@ que es capaz de crear sus propios juegos. También puede pensar qué tipo de juego le gustaría crear...
Os compartimos un par de fotografías por si os pueden servir de inspiración.
Dejad volar vuestra imaginación...