¿La disciplina es positiva?

 

Cuando escuchamos la palabra "disciplina" la mayoría de las personas pensamos en aquellos profes que daban con la regla en las manos, los castigos sin recreo, los gritos, las hinchazones de venas yugulares, las miradas amenazantes, las humillaciones públicas, las manipulaciones...la superioridad del adulto. 

Puede que el nombre no sea muy buen compañero, pero existe una disciplina positiva que va mucho más allá del castigo y que puede tener grandes beneficios en nuestra vida, no solo en nuestro acompañamiento a la infancia. 

"una disciplina que va mucho más allá del castigo: educar con firmeza y cariño"

Y así es su nombre: "Disciplina positiva", un modelo educativo y psicológico creado por Alfred Adler y Rudolf Dreikurs, dos profesionales de la salud mental de origen austríaco que en el siglo XX, cuyo objetivo es crear relaciones sociales responsables basadas en el respeto mutuo. La afirmación que resume toda esta filosofía es "educar con firmeza y cariño", sentencia que ya adelanta de manera intuitiva algunos de sus pilares fundamentales. 

A partir de finales de los años 80, esta casi filosofía de vida se ha ido difundiendo y sistematizando gracias al trabajo de Jane Nelsen y Lynn Lott, sentando las bases de lo que ya hoy sí se conoce como Disciplina positiva

Desde entonces, las herramientas que facilita la disciplina positiva han mejorado las relaciones en los entornos educativos, familiares e incluso en la pareja. Sus resultados están haciendo que cada vez se tenga más en cuenta en el entorno escolar, incluso allí donde la escuela tradicional se encuentra bien arraigada. Empieza a ser frecuente encontrar la Disciplina positiva entre la formación ofertada a los docentes de todos los niveles educativos. 

"entre el autoritarismo excesivo y la permisividad absoluta"

¿Y en qué se basa esto de la Disciplina positiva? ya sabéis que en educación no existen las recetas mágicas ni mucho menos, cada grupo de escolares está formado por un número de personas y cada una de ellas tiene unas características determinadas. Pero la Disciplina positiva ofrece una serie de herramientas y recursos que son fácilmente moldeables, es como tener un "as en la manga" e ir sacándole en función de la situación. 

Según explica Jane Nelsen en su libro Disciplina positiva, este enfoque se encuentra entre el autoritarismo excesivo y la permisividad absoluta, ese punto intermedio tan ansiado que de inicio puede sonar a utopía.

"huye de las humillaciones, aun presentes actualmente en el aula"

Por supuesto, huye de esas humillaciones de las que hemos hablado al principio del artículo y que lejos de pertenecer solo al pasado, por desgracia actualmente se encuentran formando parte del día a día en las aulas con frases como: "mira fulanito, siempre trae los deberes", "a ver, esta vez parece que has acertado", "a ver, que parece que estás dormido" y sutilezas de este estilo.

La Disciplina positiva se basa en el trabajo en equipo de todas las personas implicadas: el respeto mutuo y la cooperación son las actitudes básicas que deberían existir en toda relación humana para que ésta llegue a ser de calidad. 

"fuera premios y castigos"

Denuncia el tradicional sistema de premios y castigos. Si el niño hace algo bien se le premia, como comprarle sus cromos favoritos porque ha sacado buenas notas. Si el niño hace algo mal se le castiga, como prohibirle ver la televisión porque ha pintado la pared con témpera. 

Cuando se le premia o castiga a una criatura, no hay aprendizaje interno ya que el estímulo viene del exterior, de una persona externa que intenta regular su actitud en función de lo que esa persona cree que es el bien y el mal. Así, el niño no aprende a ser responsable de la conducta que ha elegido tener. 

En estos casos, el niño tiene que cumplir las reglas que ha impuesto una persona adulta. Unas reglas que en la mayoría de los casos vienen de una concepción del mundo adulta, no desde la empatía, no desde el vivir los problemas de los niños en primera persona. 

"que sean las propias criaturas quienes establezcan sus propias reglas"

Por todo ello, la Disciplina positiva aboga por que sean las propias criaturas quienes establezcan sus propias reglas para llegar a una convivencia armoniosa. Adquieren un compromiso, que llevan al papel creando un contrato firmado. Sin duda, es una situación muy distinta a la de los premios y los castigos, que enseña a responsabilizarse de sus actos y de las consecuencias que puedan tener para el grupo. 

Las criaturas, o los adultos incluso, están más dispuestas a seguir las reglas que ellas mismas han ayudado a establecer. Cumplirlas les hace miembros de un grupo, importantes y tenidos en cuenta, lo que enlaza con otro de los pilares de la Disciplina positiva: el sentimiento de pertenencia. 

En resumen, y como indica Jane Nelsen en su libro, todas las herramientas o recursos empleados bajo los principios de la Disciplina positiva, responden a los siguientes criterios:

1.Que sea gentil y firme simultáneamente. Algo motivador y respetuoso con todas la partes implicadas. 

2.Permite la conexión a través de la generación de ese sentimiento de pertenencia al grupo que acabamos de mencionar anteriormente. 

3.Con efectos a largo plazo, más allá de lo que puede ofrecer un castigo inmediato que se olvidará a lo largo del día y no tendrá repercusión interna. 

4.Debe enseñar habilidades tanto individuales como para la vida en sociedad (responsabilidad, resolución de problemas, cooperación...).

El camino fácil es dejarse llevar por lo que hemos hecho hasta ahora, por cómo se ha educado y criado hasta ahora, por lo que socialmente está establecido. El camino difícil es el cambiar las cosas, el hacer que nuestra educación o crianza vaya cobrando cada vez más calidad, que vayamos evolucionando como personas y como profesionales. La vida es evolución, lo que hacemos en automático nos lleva a la muerte, al estatismo. Nosotros decidimos cómo queremos pasar la vida, en automático o en estado de florecimiento. ¿Qué nos gustaría haber dejado en el mundo cuando ya no estemos en él?...

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