Cómo poner límites de forma respetuosa


 

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Una de las formas más sanas y necesarias de autocuidado hoy en día es saber poner límites: saber decir que no (o si, pero con condiciones) para tener. Cuando hablamos de poner límites a los niños puede parecer que es una habilidad que se desarrolla cuando se es padre o madre. Sin embargo, poner límites a los niños no es más que una extensión sobre cómo pongo límites yo a las personas que me rodean. Por eso, antes de informarse sobre cómo poner límites a los niños o a los adolescentes, conviene reflexionar sobre estas cuestiones:

-Cómo pongo límites a las personas de mi entorno (laboral, familiar, amigos...).

-Cómo me siento cuando digo "no" a alguien.

-Cómo responden las personas cuando les pongo un límite. 


"la sociedad premia toda aquella acción que sirve para hacer el bien al resto pero nos tacha de egoístas si miramos por nosotros mismos"

Cómo poner límites a los demás es todo un arte que no se aprende en cuatro días ni con cuatro indicaciones que se puedan dar en un artículo. Parece que la sociedad premia toda aquella acción que sirve para hacer el bien al resto pero nos tacha de egoístas si miramos por nosotros mismos. Aunque es cierto que esa tendencia está cambiando con el auge del autocuidado, la necesidad de atención psicológica y nuestras carencias emocionales. 

En primer lugar, es recomendable que nos conozcamos a nosotros mismos. Es importante saber qué nos gusta y qué no. Por ejemplo, a la hora de poner límites a los demás en el trabajo, es importante que sepamos cuanta carga de trabajo extra podemos asumir sin poner en riesgo nuestra salud mental o que nuestro tiempo libre y/o familiar se vea comprometido. 


"mi libertad termina donde empieza la tuya"

Otro ámbito en el que también debemos poner límites, seamos más o menos conscientes de ello, es en las relaciones sentimentales. Sin darnos cuenta, el día a día de toda pareja se ve colmada de tareas que hay que llevar a cabo en casa, con los niños...un montón de decisiones y de ocupaciones que hay que repartirse. Se necesitarán habilidades sociales, negociación y asertividad para saber cómo poner límites a tu pareja sin que se vea comprometida la relación. Es famoso el refrán: "mi libertad termina donde empieza la tuya". 

Para aprender a poner límites a tu pareja o en el trabajo, existen herramientas muy interesantes, como las que nos brinda la disciplina positiva


"una vez que estamos en el camino de saber cómo poner límites a los demás en nuestro entorno, podemos llevarlo a la práctica y adaptarlo a nuestra relación con los niños y niñas"

Y una vez que hemos reflexionado y nos estamos ya adentrando en el camino de poner límites a los demás en nuestro entorno cercano, podemos intentar usar herramientas y nuestra asertividad para aprender a poner límites a los niños. 

Para poner límites a los niños de forma asertiva, nos ayudarán las siguientes cuestiones:

1.Aunque creamos que poner límites a los peques es sinónimo de autoritarismo, no tiene por qué ser así. Dependerá de cuántos sean, qué tipo de límite y cómo se pongan lo que tendrá que ver más o menos con un estilo de crianza autoritario o permisivo. Poner límites a los niños es algo objetivo, es un hecho.

2.Los límites les dan seguridad y confianza. No hay peor situación que un grupo de niños en un espacio donde no haya límites o éstos no estén claros. Surge el caos, pero el caos descontrolado y perjudicial. A veces sucede que si el adulto no pone límites, es el niño quien toma esa función.

3.Los límites deben ser pocos, claros y concisos. Así, a la hora de poner límites a los niños debemos ser más bien escuetos. Deben centrarse en cuidarse a sí mismos, cuidar a las personas que les rodean y cuidar los materiales. Estos tres aspectos son más que suficientes para cubrir la mayoría de los límites. Otro aspecto importante a la hora de formularlos es el lenguaje que se utiliza: pocas palabras, vocabulario sencillo y lenguaje adaptado a la comprensión del niño. Un niño que no entiende un límite, nunca podrá cumplirlo.  

4.Al poner límites a los niños, siempre debe haber una alternativa. Por ejemplo, el niño quiere saltar en casa y lo hace encima de la cama. Si el niño tiene esa necesidad es recomendable satisfacerla para evitar que vuelva a hacerlo sobre la cama de forma poco segura: se puede hacer daño a él y no está cuidando la cama. Hoy en día cada vez hay más parques infantiles cerca de nuestras casas con camas elásticas u opciones similares: un peque que se tira toda la tarde saltando en la cama elástica de un parque infantil, no tiene la necesidad de saltar en la cama cuando llega a casa. 


A la hora de desarrollar habilidades para poner límites a los adolescentes, las situaciones pueden ser distintas, propias de estas edades, pero la forma de actuación es similar. Se recomienda desarrollar mucho la asertividad en nuestra comunicación e intentar empatizar con ellos. Es muy recomendable darles espacio y tiempo para que nos expresen sus necesidades, ponerlas sobre la mesa con las nuestras y las de los demás miembros de la familia y hacerles partícipes de las soluciones. Hacerles preguntas de tipo: ¿cómo se te ocurre que podamos solucionar esto para que todos estemos bien? acompañadas de un lenguaje verbal adecuado, les hace ver que se les tiene en cuenta, que sus ideas sirven y que pueden decidir muchas cosas del núcleo familiar o escolar (y no acatar sin más).

Poner límites a los demás es un acto de autocuidado. Tradicionalmente, cuidarnos a nosotros mismos se ha confundido con el egoísmo. Y nada más lejos de la realidad: cuanto más nos cuidemos a nosotros mismos, nos encontraremos en mejor disposición para tratar con los demás, ya sean nuestros compañeros de trabajo, nuestros hijos, nuestros alumnos o nuestra pareja. El autocuidado no es un acto de egoísmo, es un acto de amor: no podemos querer a nadie si no nos queremos a nosotros mismos. ¿Cuánto y cómo te quieres?... 

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