Nadie nos enseña a hablar con la infancia, ni siquiera a quienes nos dedicamos a trabajar con y para ella. En nuestra formación no se cuestiona este aspecto, lo que nos interesa del acto comunicativo es el fondo pero no la forma.
Sin embargo, la forma en la que les hablamos a niños y niñas es tan importante o más que lo que les estamos transmitiendo.
Por ello, a continuación vamos a reflexionar sobre este aspecto en forma de diez consejos a tener en cuenta que mejorarán notablemente tu comunicación oral con las criaturas.
1.Hablar con respeto. Respeto significa valorar y tener consideración hacia otra persona. Lamentablemente, que haya amor no implica que haya respeto. Escuchar y tener en cuenta las necesidades del otro sin olvidarnos de las nuestras es un gran paso hacia el respeto en cualquier tipo de relación.
2.Agacharnos a su altura. La altura de la mayoría de las personas adultas no se encuentra naturalmente en el campo visual de las criaturas, especialmente de las más pequeñas. El simple acto de agacharnos asegura el contacto visual. Si aun asi notamos que no nos mira a los ojos mientras le hablamos, podemos tocarle suavemente el hombro o la mano.
3.Evitar el uso de diminutivos. Muchas veces las personas adultas tendemos a hablarles con palabras terminadas en -ito o -ita, especialmente a bebés e incluso a balbucearles o hacer sonidos guturales. No debemos olvidar que somos su modelo de lenguaje a imitar y que absorben de nosotros constantemente. Esto es especialmente sensible en el periodo en el que el niño o niña está aprendiendo a hablar, ya que le costará más saber que lo que ha escuchado como "abriguito" en realidad es "abrigo". Al empezar a hablar dirá algo parecido a "ito" para denominar el abriguito, el zapatito, el vestidito...no le entenderemos y se frustrará.
4.Evitar el uso de palabras inventadas. Como profesional también me he topado con peques que dicen palabras que no existen refiriéndose a cosas que no identificamos porque desconocemos ese código. Algo como "chicha" para denominar a la carne puede generar momentos de frustración elevados en peques que aun se expresan con pocas palabras. Llamemos a las cosas por su nombre.
5.Usar pocas palabras. Éste es un consejo que puede ser usado durante toda la infancia...e incluso para mejorar la comunicación adulta. En general tendemos a las explicaciones largas, cuando los tiempos de atención infantiles son tan cortos que en la tercera palabra ya se han perdido. Practiquemos la simplicidad en el lenguaje.
6.Hablar en positivo. No nos damos cuenta pero frecuentemente caemos en el bucle constante del "no" al poner límites a los peques: no saltes en el sofá, no grites, no pegues a tu hermana, etc. Y las criaturas lo que sienten es que no pueden hacer nada, que todo está prohibido y que todo lo que hacen está mal. Algo muy mejorable es intentar poner límites en positivo, evitando el no. Así, las frases anteriormente citadas se convierten en: usamos el sofá para sentarnos, hablamos bajo y usamos las palabras. No sólo el mensaje se recibe mejor en positivo, sino que a la vez estamos ofreciendo la conducta que esperamos de él o ella.
7.Dar instrucciones paso a paso. Según vayan creciendo, las instrucciones se pueden ir haciendo más complejas, pero sobre todo durante los primeros años de vida esta cuestión es fundamemtal. No es lo mismo decir: "cámbiate los zapatos, ponte el abrigo y coge la bufanda" que decir: "cámbiate los zapatos", cuando lo haya hecho añadir "ponte el abrigo" y tras finalizar la tarea, concluir con: "coge la bufanda". En el primer caso muchas veces se pierden porque su cerebro no es capaz de memorizar y procesar tanta información, no porque no quieran hacer la tarea.
8.Huir del vocabulario específico y complejo pero no infantilizar. Desde nuestro yo adulto creemos que hay palabras que no entienden pero por contexto muchas veces las pueden deducir. En esto influye también la edad del infante, pero sobre todo su desarrollo evolutivo. He visto peques que sorprenden tanto por el nivel alto de comprensión como por el bajo para su edad. Sin caer en problemas concretos de aprendizaje, no todas las personas comprendemos lo mismo ni de la misma manera a pesar de tener la misma edad. Utilizar vocabulario específico y estar dispuesto o dispuesta a explicarlo si hiciera falta es la clave para fomentar el desarrollo de una buena comprensión.
9.Validar sentimientos. Con frases como "veo que estás nervioso" o "sé que ésto te enfada" le estamos diciendo al peque que nos importa, que le tenemos en cuenta, que le queremos. Y él es pequeño o pequeña pero capta perfectamente si se lo estamos diciendo de corazón o no. Con esta actitud no solo siente que nos estamos poniendo en su papel, sino que también aprende a ser más empático con los demás, aprende una estrategia para una resolución de conflictos sana.
10.Valorar sus intereses y sus problemas. Para una niña puede suponer un problema horrible haber perdido su muñeco preferido porque lo siente como una parte de ella misma. Para nosotros posiblemente pueda ser fácilmente resuelto comprando otro igual pero para ella no. Y ésto debemos comprenderlo y, en consecuencia, respetarlo. A veces supone un drama que su manta no esté en el lugar donde la dejó porque piensa que no volverá y es como su brazo, como una parte de su cuerpo. Si en esas circunstancias nos reimos o le quitamos importancia...le estamos faltando al respeto.
Si tenemos estos aspectos en cuenta, poco a poco los integraremos en nuestra relación con niños y niñas, ya sean hijos e hijas o alumnos y alumnas y nuestro vínculo con las criaturas se fortalecerá enormemente.
Feliz día